NOVELA
SIN PAZ
RICHARD YATES
(Fiordo - Buenos Aires)

Escritor de escritores. Escritor para escritores. Demócrata confeso y autor de los discursos de John Fitzgerald Kennedy, al que la intelligentzia reunida en secretos y no tan secretos bunkers ministeriales de Washington, habrá pesquisado con desasosiego, acaso atenta y perpleja ante la alta calidad literaria de las arengas políticas del carismático Kennedy, avezado contrincante de, entre otros, Harry Truman, Henry Cabot Lodge y, finalmente, Richard Nixon. El prometedor joven, incluso contra las ideas del clan familiar, mediante una diatriba demoledora, cargó contra el perseguidor de artistas e intelectuales acusados de comunistas: el diputado Joseph McCarthy. Por entonces, Richard Yates no era ya sólo el autor de ficciones que respondían a su singular credo narrativo, sino también el ghost writer -cuya identidad pocos o nadie, en verdad, ignoraría-  de aquél político, no menos talentoso, y sin dudas mucho más apuesto que su oscuro calígrafo, quien disputaba con una dicción clara y profunda, merecedora de la adhesión de adeptos, libres pensadores, militantes sociales de la estatura de Malcolm X, Martin Luther King, escritores como Dorothy Parker o James Baldwin. Lo cierto es que sobria y calladamente, Yates asistiría a Kennedy en su ascenso a la presidencia de la Nación, aunque a la par y más secretamente, si cabe, tramaría relatos y novelas celebradas antes o después por sus pares y curiosamente ignoradas por quienes debieron ser sus atentos lectores, los mismos que lamentando el brutal asesinato perpetrado un mediodía de sol en Dallas, siquiera reconocerían al autor al que nunca antes o después echarían de menos. De la muerte de Richard Yates nos separan hoy más de treinta años. Descatalogados sus extraordinarios libros: Revolutionary Road, Mentirosos enamorados, u Once tipos de soledad, sobreviene la vergüenza de discípulos y pares, quienes declaran póstumamente su admiración, su deuda con Yates. Richard Ford, Raymond Carver, John Cheever, por citar a unos pocos, forman parte de la nomenclatura que reconoce la insoslayable influencia del eximio copista de ideas ajenas y paradigmático creador en cuanto a las propias. Y de pronto irrumpe la traducción de Sin paz, novela que desnuda, como el resto de su obra, los temas que serían una marca de estilo, una voz personal y la clara evidencia de una singularísima denuncia de la propia existencia: el alcoholismo, los sueños perdidos, el fracaso, la vana redención que enmascara culpa y hastío de sí mismo, la tristeza, la indiferencia ante el fracaso y su contracara. El territorio de Yates ha sido, claro, el realismo. Pero bien podría ser considerado un taumaturgo de lo que Weschler nombra como “la ficción de la no ficción”. Se diría que Richard Yates parodiaba a los fotógrafos callejeros que tras apuntar sus cámaras cajón Eastman de madera cubrían sus cabezas por completo con cegadores paños que los aislaban del mundo para enfocarlos solo y completamente en sus retratos. Así cuenta Yates sus historias, como dijo Esther Cross, mediante un “…voto de silencio autoral”. En Sin paz, se trata de John Wilder, de Janice, del hijo de ambos, Tommy, de un matrimonio de clase media alta que, en Manhattan se derrumba a causa del alcoholismo de John, del egoísmo de quien se busca a sí mismo al tiempo que se pierde entre vasos de burbon en bares mal iluminados del Down town durante los turbulentos años ´60 en un país que semeja la escenografía de un sofocante film de clase B. Janice se refugia indulgente en sus libros, en su hijo. Una jovencísima amante reaviva en John su sueño por el cine y no sin pena, cierto que la pena de un hombre en su hundimiento, abandona a su esposa y a su pequeño hijo. Migra de la costa Este a la Oeste. Se pierde como un tardío personaje del crack up. El desenlace, sutil y vagamente insinuado a lo largo de la novela, nos deslumbra en las páginas finales, cuando sabemos ya que la historia, en la ilusión y la realidad de Richard Yates, fundirá a negro.

© LA GACETA

Gabriel Bellomo

Perfil

Richard Yates (Yonkers, 1926; Birmingham, 1992) fue un periodista, guionista y escritor norteamericano. Escribió los discursos de John F. Kennedy hasta su asesinato. Luego escribió guiones para Hollywood. Raymond Carver y Richard Ford contribuyeron a la recirculación de su obra en las últimas décadas. Algunas de sus novelas son Vía revolucionaria, Desfile de pasca, Mentirosos enamorados, Once tipos de soledad, Una buena escuela y Sin paz.